¿Cada cuánto hay que cambiar las escobillas del limpiaparabrisas?

Las escobillas del limpiaparabrisas deben estar siempre en perfectas condiciones si queremos tener garantías de una visibilidad perfecta. Te contamos cuándo y por qué cambiarlas.

Las escobillas del limpiaparabrisas son objetos presentes en el parabrisas, que nos ayudan a eliminar residuos (como polvo o nieve), así como retirar exceso de agua durante una lluvia.

Estos elementos representan un riesgo para nuestra visibilidad a la hora de conducir, por lo que es importante que las escobillas del limpiaparabrisas funcionen bien, para retirarlos correctamente.

Como sucede con otras muchas piezas de los vehículos, las escobillas también pueden deteriorarse o desgastarse en exceso, hasta el punto de requerir un nuevo modelo.

En este artículo te contamos cuándo es recomendable hacer esta sustitución, así como las señales más frecuentes que nos pueden indicar que es recomendable cambiarlas.

¿Cuándo deberíamos cambiar siempre las escobillas del limpiaparabrisas?

No existe una periodicidad estipulada para el cambio de escobillas del limpiaparabrisas, pero por lo general la recomendación es hacerlo cada año o, como mucho, cada dos años.

Sin embargo, no es un proceso que se realice normalmente en una revisión periódica del coche, salvo que se solicite de forma expresa.

Si puedes escoger el momento exacto de la sustitución, es recomendable hacerlo durante otoño, antes del cambio de temperatura en tu zona o de la llegada de lluvias.

Señales de que debemos cambiar las escobillas del limpiaparabrisas

Por descontado, no hace falta esperar 1 o 2 años a cambiar las escobillas del limpiaparabrisas, sino que en caso necesario debemos hacer la sustitución sin dilación.

Las escobillas son un elemento clave para nuestra visibilidad al conducir, por lo que si están estropeadas o rotas, corremos un grave riesgo de accidente cuando no podamos utilizarlas.

Si las activamos y aparece una raya permanente en el campo visual central, significa que las escobillas ya no funcionan con su máxima efectividad y es recomendable cambiarlas.

Si las utilizamos cuando llueve y notamos que las superficies de agua perduran, también puede significar que se hayan deteriorado. La sustitución vuelve a ser recomendable en estos casos.

Otra señal de que están rompiéndose o desgastando en exceso es que hacen ruido cuando las utilizamos. Ten en cuenta que si no las cambias, además del riesgo en la conducción, también existe la posibilidad de arañar el cristal.

Cómo se pueden cambiar las escobillas del limpiaparabrisas

El coste de unas escobillas del limpiaparabrisas es de aproximadamente 20 euros, por lo que es un elemento bastante asequible para todo el mundo.

Su sustitución en un taller tampoco es demasiado cara, aunque dependerá finalmente del negocio al que lo lleves.

En cualquier caso, también puedes cambiarlas por tu cuenta si quieres aprovechar ese pequeño ahorro. Sigue estos pasos para hacerlo correctamente:

  • Compra escobillas compatibles y de calidad.
  • Levanta el brazo móvil y déjalo en vertical.
  • Quita la escobilla antigua. Suele tener un sistema de anclaje sencillo.
  • Coloca en su lugar la nueva escobilla.
  • Haz lo mismo con la segunda escobilla.
  • Vuelve a bajar el brazo móvil.
  • Comprueba que funcionan ambas correctamente.

Cómo mirar el aceite del coche y evaluar si es correcto

El aceite del coche debe mantenerse al nivel correcto para evitar averías importantes. Te contamos cómo puedes mirar el nivel al que está y saber si es el adecuado.

La lubricación de componentes del vehículo depende directamente del aceite que usemos en el coche.

Para contar con un correcto funcionamiento y preservar su durabilidad es importante utilizar un aceite adecuado y contar con él en los niveles óptimos.

Los vehículos actuales pueden avisarte de que hay que revisar el aceite del coche, pero también es posible hacer una supervisión manual en cualquier momento.

En este artículo encontrarás información sobre cuándo es necesario mirar el aceite del coche y cómo saber si necesitas reponer más.

¿Cuándo se debe mirar el aceite del coche?

En la revisión periódica del vehículo lo normal es que los profesionales revisen los niveles de aceite y repongan cuando sea necesario.

Por otro lado, es recomendable hacer esta revisión antes de cualquier trayecto largo, con el fin de prevenir averías.

Periódicamente también puedes mirar el nivel de aceite del coche con el fin de descartar fugas o que haya menos del recomendable. Lo ideal es hacer esta revisión periódica una vez al mes, aunque en coches que son muy antiguos, vale la pena hacerlo cada 15 días.

¿Cómo mirar el aceite del coche?

Además de los profesionales, de forma personal cualquier conductor puede mirar el aceite del coche, es una de las revisiones más fáciles de hacer.

Para revisar en qué nivel se encuentra, estaciona el vehículo en una superficie plana y espera a que el motor esté completamente frío.

Abre el capó del vehículo y utiliza la pieza de sujeción que tenga para que se mantenga abierto durante todo el proceso.

El aceite está guardado en un depósito fácil de identificar y de forma cercana debe encontrarse una varilla para la medición.

Coge la varilla y si está sucia puedes limpiarla con un trapo corriente. Cuando esté limpia, introdúcela en el depósito hasta llegar al final.

La varilla de medición de aceite tiene 2 marcas. El aceite debe encontrarse entre ellas si está en el nivel óptimo. Si está por debajo, tendrás que rellenarlo.

Si necesitas aceite de coche, asegúrate siempre de utilizar uno que sea de calidad y, preferiblemente, que esté entre los recomendados por el fabricante.

Consecuencias de conducir con menos aceite del recomendado

Teniendo en cuenta lo fácil que es medir el aceite del coche, es una tarea que no deberías dejar de lado, con el fin de evitar averías.

Conducir con un nivel de aceite demasiado bajo puede tener consecuencias graves para el funcionamiento de tu vehículo y de importantes componentes.

Por ejemplo, si conducimos con poco aceite, tardará más en enfriarse y el desgaste de las piezas del coche será mucho más rápido.

Se puede formar lodo, barniz y hollín sobre diferentes componentes. Esta acumulación de suciedad acabará afectando a las piezas en las que se encuentre.

También corremos el riesgo de que la temperatura del motor vaya en aumento, desencadenando averías como gripado de motor, rotura en las válvulas, en el árbol de levas y otros problemas en componentes como el filtro de partículas.

¿Cómo se puede reparar la carrocería de un coche?

La carrocería de un coche puede arreglarse en caso de sufrir un golpe o arañazos. Para ello hay que seguir un proceso específico y contar con las mejores herramientas.

Uno de los servicios más solicitados por los conductores es el de reparar la carrocería de coche, ya que en ella es donde visiblemente se percibe cualquier golpe, abolladura o arañazo.

Este trabajo requiere la participación de profesionales con experiencia y con los recursos de herramientas necesarios, para conseguir un resultado óptimo.

Gracias a las técnicas actuales de reparación de carrocería, podemos conseguir devolver a nuestro coche un aspecto impecable, como cuando salió de fábrica.

¿Cómo se repara una carrocería de coche?

En primer lugar es necesario tener claro que cada coche puede requerir una reparación distinta, en función de los daños sufridos en su carrocería.

Pero en general, el proceso a la hora de reparar una carrocería de coche puede seguir siempre los mismos pasos. En concreto, los siguientes:

Identificación de daños indirectos

A veces un golpe en la carrocería es solo la muestra externa de averías y daños más importantes. Es necesario solucionarlos previamente para evitar riesgos en la conducción.

Una vez hayamos solucionado estos daños (si es que se han sufrido), podemos abordar la tarea de reparación de la carrocería.

Extracción y desabollado

Con este proceso se busca «extraer» el golpe, básicamente hacerlo desaparecer de la carrocería. Podemos conseguirlo de muchas formas:

  • Desabollado indirecto: En abolladuras limpias y específicas, es posible aplicar fuerzas contrapuestas (golpe de martillo con presión de palanca o tas).
  • Desabollado directo: Se aplica con el tas sobre las zonas hundidas y se golpea directamente sobre la chapa.
  • Desabollado por golpeo/palanqueo: Con esta técnica se golpea directamente la abolladura desde su cara interna.

Batido y repaso de la carrocería

El proceso de batido consiste en igualar los desniveles que se hayan podido quedar en la chapa y en el espesor de la zona sobre la que hemos actuado.

Se realiza normalmente con golpes suaves sin rebote o con rebote mínimo, con una lima de carrocero.

Recogido

En el caso de que la carrocería haya quedado sobre estirada, debemos aplicar la técnica de recogida, para devolverle el espesor original.

Normalmente se hace con calor a través de herramientas específicas y con movimientos espirales desde fuera hacia adentro y perpendiculares, en la zona más elevada.

Después de este proceso, se aplica un trapo mojado o elemento similar para conseguir enfriar la zona tratada y conseguir, mediante este cambio de temperatura, que la chapa se retraiga.

Repetición de técnicas

Una vez que se han realizado todas las técnicas descritas para la reparación de la carrocería, hay que supervisar cómo ha quedado el trabajo.

Pese a que los profesionales que realizan estas tareas aprovechan herramientas y maquinaria específicas, no siempre se consigue a la primera los resultados deseados.

Por este motivo hay ocasiones en las que hay que repetir algunas técnicas, sobre todo las de desabollado y batido, hasta conseguir que la carrocería cuenta con el acabado que deseamos.

Caudalímetro: qué es, averías y consejos

El caudalímetro es de esos pequeños componentes cuya importancia es clave para el funcionamiento del coche. Te contamos todo sobre él.

En cuestión de averías, el caudalímetro es uno de los protagonistas más recurrentes, sobre todo si no realizamos una revisión periódica de nuestro vehículo para prevenir problemas.

En el caso de que no conozcas bien a este pequeño sensor, a continuación te contamos todo lo que necesitas saber sobre él y por qué es tan importante.

¿Qué es un caudalímetro?

Un caudalímetro es un sensor de pequeño tamaño, que tiene como función principal medir la cantidad de aire que entra en el colector de admisión.

Una vez calculada esta cantidad, envía la información a la centralita del motor, para que inyecte el combustible óptimo en los cilindros.

Gracias al caudalímetro, conseguimos rentabilizar al máximo el combustible, lo que nos permite aprovechar un mayor ahorro en su consumo y también emitir menos gases contaminantes.

¿Cómo funciona un caudalímetro?

El caudalímetro del coche aprovecha en realidad un sensor térmico que puede elevar la temperatura hasta 120 grados.

Cuando entra el aire exterior, el sensor se va enfriando y, por tanto, suministra una corriente eléctrica apropiada para mantener la temperatura.

Con esa electricidad se puede calcular la masa de aire que entra al motor y enviar la información a la centralita.

Además encontramos varios tipos de caudalímetros. Por un lado tenemos los mecánicos y, por otro lado, los electrónicos de inyección.

Consejos generales sobre el caudalímetro

Hay que tener en cuenta que el caudalímetro es uno de los componentes que no vamos a poder reparar.

No es una pieza excesivamente cara, pero su compra y sustitución supone un coste que podríamos evitar a veces con una revisión adecuada del vehículo.

Además, sí que podemos limpiarlo, ya sea por nuestra cuenta o si es necesario con la ayuda de un taller profesional, que seguro que aprovechará los productos específicos para mantenerlo lo mejor posible.

Como con otros tantos componentes, el tipo de conducción influye también en la vida útil del caudalímetro. La prudencia al volante nos permitirá mantenerlo por más tiempo.

También debemos garantizar que el filtro del aire funcione correctamente o sustituirlo cuando sea necesario. Su coste será menor al de sustituir el caudalímetro.

Los altos niveles de humedad o incluso las zonas costeras en las que la meteorología puede ser muy adversa, son aquellas en las que este componente puede sufrir más.

Otro elemento que influye en la durabilidad del caudalímetro es el tipo de aceite utilizado. Lo ideal siempre es utilizar aquellos que son recomendados por el fabricante.

Para evitar males mayores, también es importante conocer los síntomas de un caudalímetro averiado. Normalmente se presenta con estas señales:

  • El coche pierde potencia de forma notable.
  • El consumo de combustible es mayor de lo normal.
  • Es posible notar una marcha irregular en ralentí.
  • A veces sale humo oscuro desde el tubo de escape.
  • El panel de instrumentos puede identificarlo con un testigo iluminado.

Cómo recargar el aire acondicionado del coche

Cuando se acerca el verano muchos conductores se plantean cómo recargar el aire acondicionado de su coche. ¡Te resolvemos todas las dudas!

Es una preocupación casi periódica. Cuando el buen tiempo empieza a asomar, los conductores se plantean o incluso prueban si el aire acondicionado del coche funciona.

Este sistema se ha convertido en un elemento imprescindible, sobre todo cuando llega el verano y el calor puede afectar de forma importante a la experiencia de conducir.

El problema del aire acondicionado es que se gasta y debemos recargarlo, con más frecuencia que muchos otros componentes del vehículo.

A continuación te indicamos cuándo es recomendable esta recarga de aire acondicionado y cómo podrías hacerlo por tu cuenta.

¿Cuándo hay que recargar el aire acondicionado del coche?

Por lo general, se debe recargar el aire acondicionado una vez cada dos años. No obstante, en muchas revisiones de vehículos anuales se comprueba el sistema para saber si ha llegado el momento.

Como todos los componentes de un coche, cuanto más revises su estado, mayor prevención podrás aplicar para que no te quedes sin él cuando más lo necesites.

También debes revisar y probablemente recargar el aire acondicionado, cuando detectes un mal funcionamiento o cuando consideres que no está funcionando con la efectividad que se le asocia, porque probablemente se haya gastado.

El aire acondicionado del coche puede fallar principalmente por 3 motivos:

  • Que el filtro está obstruido.
  • Que haya un problema eléctrico.
  • Que exista una fuga de gas.

En cualquiera de estos casos lo ideal es acudir a un taller oficial, donde puedan revisar su situación y aplicar las medidas apropiadas.

¿Cómo se recarga el aire acondicionado del coche?

De igual forma lo recomendable para recargar el aire acondicionado del coche es acudir a un taller profesional. Ellos cuentan con experiencia y recursos para este trabajo.

Por descontado, también puedes hacerlo por tu cuenta, pero valorando el riesgo de poner algo de forma incorrecta y causar una avería mayor.

Los pasos para recargar el aire acondicionado son los siguientes:

  • Usa gafas de protección y guantes para todos los pasos. Antes de empezar, confirma que el sistema de aire acondicionado está descargado. 
  • Comprueba las bobinas de condensación para confirmar que están completamente limpias.
  • Consulta las instrucciones del fabricante sobre la cantidad de aceite y refrigerante necesarios.
  • Conecta el kit de carga a los sistemas de alta y baja presión y vacía de aire el sistema.
  • Conecta el refrigerante a la manguera de carga y abre la válvula de baja presión para cargar el sistema.
  • Cuando termine de cargar enciende el coche y el aire acondicionado. Con ello el gas de la botella seguirá pasando hacia el sistema.
  • Comprueba que los niveles de presión son los que recomienda el fabricante.
  • Con los valores correctos, quita la primera botella, purga la manguera y coloca la otra botella para terminar con la recarga.
  • Finalmente, retira todo el kit de carga, cierra la tapa del motor y comprueba que todo se ha instalado correctamente.

¿Cada cuánto cambiar las ruedas del coche?

Cuidar los neumáticos también implica cambiar las ruedas del coche cuando sea necesario. Te contamos en qué momento debes preocuparte por ello.

Los neumáticos representan el único elemento que conecta el vehículo a la carretera. Por tanto, mantenerlos en perfecto estado es algo que debe ser nuestra prioridad en el cuidado del coche.

Por muy buenos que sean, unos neumáticos no van a durar eternamente. Su desgaste va a ser progresivo y, aunque quizás los veas bien para conducir, hay ocasiones en las que es recomendable cambiar las ruedas del coche.

Dado que cada conductor utiliza el coche de forma distinta y con una frecuencia diferente, es importante atender a los factores decisivos para saber cuándo es el mejor momento para este cambio.

Te contamos a continuación en qué debes fijarte para saber si ha llegado el momento de cambiar las ruedas a tu coche.

Cambiar las ruedas del coche según kilometraje

El factor más determinante a la hora de cambiar las ruedas es el kilometraje, es decir, la cantidad de kilómetros recorridos con estos neumáticos.

Por lo general se recomienda este cambio cada 50.000 Km, siempre que mantengan hasta entonces un rendimiento óptimo para conducir de forma segura.

No obstante, esto va a depender mucho de la calidad del neumático. Si compramos un modelo demasiado barato cuyo desgaste se realiza de forma acusada, es posible que debamos cambiarlo tan solo a los 10.000 km recorridos.

Antigüedad de los neumáticos

Normalmente no nos fijamos en el tiempo que tienen unos neumáticos, porque siempre se suelen sustituir antes.

En cualquier caso, esto dependerá del uso que demos a nuestro vehículo, por lo que si no lo utilizamos con demasiada frecuencia, es posible que no notemos nunca su deterioro.

En estas situaciones es recomendable fijarse en el factor de antigüedad y es que lo más recomendable es sustituirlos una vez se han superado los 8 años desde su instalación.

Como recomendación, es importante realizar una revisión específica de los neumáticos a los 6 años, con el fin de confirmar su estado.

Desgaste del neumático

Como es lógico, si el neumático se ha desgastado en exceso no hay ningún otro factor al que debamos atender. Tenemos que cambiar las ruedas del coche por unas nuevas ya que estas no nos garantizan el agarre y la adherencia apropiados para conducir de forma segura.

Para saber si tu neumático está demasiado desgastado, fíjate en la profundidad que tiene su dibujo. De fábrica salen con 8-9 mm y legalmente puedes conducir con ellos hasta que llegan a 1,6 mm. No obstante, lo recomendable es realizar esta sustitución antes de que lleguen a los 2 mm de profundidad.

Para comprobar la profundidad de los neumáticos, podemos usar un medidor de profundidad o bien coger 1 euro e introducirlo en la banda de rodadura. Siempre que no veas el círculo dorado de esta moneda, sabrás que la profundidad aún es apropiada para conducir con estas ruedas.

Además de por tu seguridad, cambiar los neumáticos desgastados es algo que se expone en la normativa de tráfico y, si se conduce con ruedas en un estado no apropiado para esa conducción, es posible tener que asumir una sanción de hasta 200 euros.

Como saber qué líquido de frenos usa mi coche

El líquido de frenos es uno de los elementos más importantes de tu vehículo. Si tienes que cambiarlo, asegúrate de escoger el correcto. Te contamos cómo hacerlo.

El líquido de frenos es recomendable cambiarlo de 2 a 4 años después de comprar el coche o a partir de los 60.000 kilómetros, según los hábitos de conducción.

La sustitución de este elemento la puedes hacer por tu cuenta, pero es muy importante elegir el tipo de líquido de frenos adecuado.

Si escogemos un tipo de este líquido incorrecto, podríamos dañar el sistema de frenos del vehículo, lo que nos obligaría a cambiar todas las piezas afectadas.

Cambio de líquido de frenos en un taller oficial

La primera recomendación para cambiar los líquidos de frenos es acudir a un taller oficial para realizar esta labor.

Puede ser parte de un mantenimiento más general o solicitar específicamente este cambio, con las ventajas que supone hacerlo en un taller.

Para empezar, porque te dirán realmente si necesitas hacer ya este cambio o si todavía puedes esperar un tiempo para ello.

Además, te indicarán el modelo exacto de líquido de frenos que necesita tu coche, por lo que podrás cambiarlo con todas las garantías.

Por último, a pesar de lo sencillo que pueda aparentar cambiar el líquido de frenos, es siempre aconsejable contar con profesionales con experiencia y recursos necesarios para este tipo de trabajos.

Cómo saber el líquido de frenos que necesita mi coche

Si decidimos hacer el cambio por nuestra cuenta o, simplemente, queremos saber qué líquido de frenos necesita nuestro coche, hay dos formas de hacerlo.

Por un lado, podemos acudir al manual del fabricante. En él se especifica la tipología de cada uno de los elementos que podemos necesitar reponer.

Si seguimos las instrucciones del fabricante, no correremos ningún riesgo de equivocarnos a la hora de realizar este tipo de cambios.

Si no podemos aprovechar el manual del fabricante, tenemos una última alternativa para saber qué líquido de frenos necesita el coche.

Está siempre especificado en el tapón del depósito del líquido, por lo que solo necesitamos consultarlo para saber cuál necesitamos.

En cualquier caso, es importante conocer la ubicación del depósito de líquido de frenos, para comprobar su estado y saber si tenemos que cambiarlo o reponerlo.

Importancia del líquido de frenos

El líquido de frenos es uno de los elementos más importantes del vehículo, en concreto en lo referente a la seguridad durante la conducción.

Este líquido ayuda a transferir el movimiento y la fuerza necesarios para que el coche frene cuando pisamos el pedal correspondiente.

En este proceso se genera un calor excesivo, cuya consecuencia puede ser formar humedad que afecte al sistema hidráulico de los frenos.

Uno de los papeles del líquido de frenos es absorber esta humedad y evitar que el sistema sufra un fallo por el calor generado.

Como líquido, también es un efectivo lubricante para todas las piezas que forman parte del sistema de frenado del vehículo, evitando con ello problemas como la corrosión.

 

Cuándo y cómo cambiar el líquido limpiacristales

El líquido limpiacristales tiene una importancia crucial cuando necesitamos visibilidad al conducir en determinadas situaciones. Te contamos cuándo y cómo puedes cambiarlo.

Con solo pulsar un botón, el líquido limpiacristales aparece inmediatamente, cubre la luna frontal del vehículo y, con la ayuda de los limpiaparabrisas, obtenemos mayor visibilidad.

Es una acción rutinaria, sencilla de hacer y que esperamos que se produzca sin inconvenientes, sobre todo cuando más lo necesitamos.

Sin embargo, en ella entran en juego muchos elementos y uno de los más importantes es el líquido limpiacristales.

Mantenerlo en unos niveles óptimos nos garantizará poder utilizarlo en esas situaciones, en las que de ello depende nuestra correcta visibilidad al conducir.

¿Cuándo se dan estas situaciones? Siempre que llueve o cuando por restos de suciedad no podemos ver bien por dónde conducimos.

Cuándo cambiar el líquido limpiacristales

Por lo general, un aviso de que el líquido limpiacristales necesita ser cambiado o rellenado es cuando oímos ruido al accionar los limpiaparabrisas o cuando el propio líquido no llega de forma uniforme a toda la superficie que queremos limpiar.

También nos puede avisar el propio vehículo, si tiene algún testigo de control vinculado al sistema. Se encenderá si nota un bajo nivel del líquido.

Lo recomendable es revisar el nivel del líquido limpiacristales cuando llevamos el vehículo a un taller oficial para una puesta a punto.

Si lo necesitas, puedes comprobar por tu cuenta el nivel de líquido limpiacristales existente. Encontrarás en el depósito del mismo unas señales de máximo y mínimo, que te ayudarán a saber cuánto te queda.

Qué líquido limpiacristales elegir

A la hora de elegir un líquido limpiacristales, cualquier marca oficial de confianza en el mercado puede ofrecerte excelentes resultados.

A pesar de ser un elemento imprescindible para la visibilidad del vehículo, es bastante económico, por lo que no vale la pena sustituirlo por otras alternativas menos fiables.

Además, puedes mezclar diferentes líquidos limpiacristales sin que ello afecte a su eficacia ni deteriore ningún elemento del coche.

En cualquier caso, lo que se recomienda es no sustituirlo por agua, dado que este líquido a medio y largo plazo puede sufrir congelación, llenarse de cal, oxidar algunas piezas o incluso reducir la visibilidad al ser aplicado.

Paradójicamente, si el agua sufre congelación cuando se aplica sobre el parabrisas por las bajas temperaturas exteriores, se formará una capa de hielo que te impedirá ver al conducir.

Cómo cambiar el líquido limpiacristales

Te recomendamos cambiar el líquido limpiacristales con el motor en frío, para poder abrir sin riesgo el capó y tocar las piezas sin peligro de quemaduras.

Localiza el depósito del limpiaparabrisas, normalmente en un lateral del motor. Suele ser de color blanco y tiene el símbolo del limpiaparabrisas, también idéntico al del testigo.

Retira el tapón y deja caer el líquido. Se recomienda también el uso de un embudo específico para esta acción, con el que no derramarás ni una gota.

Cuando llegues al nivel óptimo, retira el embudo, vuelve a colocar el tapón y cierra el capó. Lo ideal es comprobar que el líquido limpiacristales funciona correctamente.

 

¿Qué es la correa de distribución y para qué sirve?

Uno de los elementos más importantes de un vehículo es la correa de distribución. En este artículo vamos a contarte qué pieza es y el funcionamiento que tiene.

Un coche tradicional puede tener hasta más o menos 90.000 piezas. Por descontado, no todas tienen la misma importancia.

Una de las que sí es necesario que le prestemos atención es la correa de distribución. Tiene una función clave en nuestro vehículo y su rotura puede costarnos bastante dinero.

Función principal de la correa de distribución

Una correa de distribución es el elemento que se encarga de coordinar el movimiento del cigüeñal y del árbol de levas.

Gracias a ello, consigue que las válvulas se abran y se cierren, sin provocar golpes entre los pistones.

Diferencias entre cadena y correa de distribución

¿Sabías que un coche puede llevar tanto correa de distribución como cadena de distribución? Que no te confunda el nombre, se parecen pero tienen importantes diferencias.

La correa de distribución está fabricada con materiales como caucho, nylon y goma. Para acoplarse mejor a las poleas tiene una cara interior estriada.

La cadena de distribución, en cambio, es una tira de metal de eslabones. Esto hace que su funcionamiento sea prácticamente el mismo, pero su resistencia mucho mayor.

Por eso, mientras las correas de distribución se suelen cambiar por desgaste o como precaución ante posibles roturas inminentes, la cadena de distribución se cambia por pura prevención, sin seguridad de que se vaya a romper en realidad.

Riesgos de una rotura de correa de distribución

La correa de distribución es una de las reparaciones más costosas que podemos afrontar en un taller. Pero el verdadero riesgo está en que, si se rompe, puede afectar a otras piezas también de gran importancia en el vehículo.

Si se rompe la correa, el motor no contará con la sincronización adecuada en su movimiento. Si el pistón golpea continuamente a la válvula puede llegar a romperla.

Por descontado, también corren riesgo de daño los pistones, así que al final podemos llegar a afectar incluso al motor.

Cuándo cambiar una correa de distribución

Como puede comprobarse, con las correas de distribución, más vale prevenir que reparar. No esperes a que esté dañada para sustituir la de tu coche por una nueva.

Normalmente el cambio se recomienda cuando se han recorrido entre 60.000 y 160.000 Km. Si utilizamos diariamente el coche, estas cifras puedes reducirlas hasta un 20%.

Aquí vemos la diferencia clave con las cadenas de distribución. La resistencia de estas piezas, puede hacer que sigan funcionando durante 250.000 Km, momento en que se recomienda cambiarlas por unas nuevas.

En cuanto a su duración a nivel temporal, una correa de distribución en un uso corriente del vehículo puede durar de 7 a 10 años.

Pese a ello, en un taller oficial te recomendarán cambiarla a los 5 años. Así evitas afrontar un desgaste prematuro de esta pieza.

A nivel económico, dependerá del daño de la correa y de los precios del taller, pero en función de la gravedad de la rotura, podemos tener que afrontar de 300 a 1.000 euros de factura.

 

El índice de viscosidad del aceite de coche

Entre los muchos elementos importantes de un coche, está el índice de viscosidad que tiene el aceite utilizado. Te contamos todo lo que tienes que saber sobre ello.
El aceite es uno de los lubricantes clave en el funcionamiento del coche. Normalmente sirve para una lubricación óptima del motor.
Pero no podemos utilizar el aceite sin fijarnos en ciertos criterios, entre los que se encuentra el índice de viscosidad.
En este artículo te detallamos la importancia que tiene este factor y qué riesgos conlleva que no esté dentro de los valores apropiados.

¿Qué es el índice de viscosidad del aceite de coche?

El índice de viscosidad respecto al aceite del coche es el baremo que mide la relación entre la temperatura del vehículo y la viscosidad del aceite.
Hay que tener en cuenta que esta viscosidad influye en la capacidad que tiene el aceite en términos de lubricante, en función de la temperatura que haya en cada momento.
Por ejemplo, si las temperaturas se elevan demasiado, el aceite se vuelve más viscoso y su capacidad de lubricar es menor.

Tipos de aceite

En el mercado podemos encontrar 2 tipos de aceite en función de su grado de viscosidad: aceites monogrado y aceites multigrado.

Características de los aceites monogrado

Estos aceites solo presentan un grado de viscosidad. Es decir que si la temperatura ambiental cambia, también tendremos que utilizar un aceite distinto.

En la práctica esto supone que en las zonas donde hay temperaturas extremas, tendremos que escoger un aceite monogrado adaptado a ellas. En verano necesitaremos un aceite que sea más viscoso (con mayor índice de viscosidad), mientras que en invierno tendremos que buscar uno menos viscoso (con menor índice de viscosidad).

Estos aceites presentan una doble nomenclatura según la temperatura para la que están fabricados:

  • SAE 20W: Siendo «20» su viscosidad y «W» la indicación de que es para invierno.
  • SAE 50: Siendo «50» su viscosidad» y la ausencia de «W» la indicación de que es para verano.

Características de los aceites multigrado

Los aceites multigrado presentan una viscosidad variable, que se adapta a las necesidades de la temperatura en cada momento.

La nomenclatura de este tipo de aceite es una mezcla de las anteriores:

  • SAE 20W 50: Siendo «20W» su viscosidad en invierno y «50» su viscosidad en verano.

Riesgo del índice de viscosidad del aceite

Fijarse en estos valores es importante, porque influyen en la efectividad del aceite en cada momento. De hecho, utilizar uno con un índice de viscosidad no adecuado puede conllevar riesgos importantes:

  • Si el índice de viscosidad es más bajo de lo necesario, el aceite estará demasiado líquido y puede provocar un desgaste prematuro de las piezas del coche, además de una menor potencia a la hora de conducir.
  • Si el índice de viscosidad es más alto de lo necesario, el lubricante no podrá fluir por las piezas de forma correcta y el motor puede sobrecalentarse. Además, gastaremos más combustible y podría aumentar el desgaste de las piezas.